Atropellos

Persona muere tras ser atropellada por tren en Maipú y motocilista fallece luego de chocar con árbol en San Joaquín. 15 comentarios.

Uno de varios titulares de un periódico online hoy 23 de Enero de 2022: uno se pregunta por estas personas que fallecieron tan repentinamente, ¿habrán temido los seres queridos del motociclista por su arriezgado trabajo? ¿Cuánto tiempo llevaba en esto? ¿cruzaba siempre el otro fallecido por las líneas del tren en Maipú?

De todas formas morir, y morir así, es siempre inesperado.

Hace algún tiempo que estoy intrigado con esta idea del templo, del órgano, del instrumento corporal, musical o gubernamental que puede tocarse bien -o mal-, y como de este bien o mal tocar penden las convicciones y certezas de gran parte de la humanidad: que esta persona sabe manejar un gobierno, que esta otra no.

Finalmente es un problema de creencias y convicciones: de creer que alguien tiene grandes capacidades y está destinada para grandes cosas, sin importar lo privadas que sean.  

Pues bien, cuando una persona fallece como fallecen las de este titular tal vez lo más chocante es esa muerte sin aviso, instantánea. Como si no hubiese importado esa gran cosa que estaban haciendo. Debe ser tan duro, tan difícil encontrar justificaciones para esto cuando se trata de un ser querido: que esa persona que significaba tanto para ti, que era tanto más que la suma de sus partes muera como si su prodigiosa existencia hubiese sido mera coincidencia.

Tal vez de ahí vienen las animitas, de ese no haberse podido despedir y de una necesidad profunda por reparar una muerte tan indigna que -a diferencia de esa otra gran arbitrariedad que es el nacimiento-, nos pilla desprevenidos y nos deja sin respuesta.